La transmisión del saber hacer
Salpicadas de viñedos y châteaux, monasterios e iglesias, las tierras de Saint-Émilion son el testimonio vivo de la Historia de estas generaciones de Hombres que, desde el siglo VII, han dado forma a los paisajes vitivinícolas y arquitectónicos de la Jurisdicción.
Ellos supieron aprovechar lo mejor de este territorio para desarrollar sus actividades y su forma de vida y crearon un paisaje en perfecta armonía con las riquezas locales.
Más de ocho siglos precedieron al reconocimiento por parte de la UNESCO de la jurisdicción de Saint-Émilion como patrimonio mundial de la humanidad. P
ara llegar hasta aquí, fue necesario que el hombre asegurara la conservación y transmisión de este territorio excepcional. Que lo haya hecho evolucionar preservando sus riquezas
Durante más de mil años, el hombre ha modelado el paisaje, domado los terruños y ha sabido transmitir, de generación en generación, el saber hacer que le ha ganado renombre internacional al vino que lleva el nombre de la ciudad.
Hoy más que nunca la gente está apasionadamente comprometida con esta misión de transmisión.
Los viticultores que cuidan sus viñas dedican mucho tiempo, atención y energía a producir vinos de alta calidad. Para ellos, transmitir sus conocimientos, su pasión y su filosofía a las generaciones futuras es un deber. Su saber hacer es su legado.